Hace unos días recibí de Telefónica una carta dándome la bienvenida por haber contratado sus servicios de conexión a internet.
Me he tomado la molestia de echarle una foto a la misiva que me enviaron, porque la verdad es que es de vergüenza.
En la foto se puede apreciar, queridos lectores, el quemón de cigarrillo en medio del A4.
Consigo imaginarme, y además perfectamente, al que le ha tocado ensobrar los documentos, con el Ducados, así de medio lado y los ojos achinados por el humo.
Estoy seguro de que reparó en el agujero provocado por la ceniza. Se ve tan bien que cuesta imaginar que haya pasado desapercibido, porque hasta tuvo la puntería de calzarlo en la línea. Pero prefirió seguir p´alante. “Total para lo que nos pagan”, diría el sujeto en cuestión…
Últimamente nada más que oigo quejas por los servicios ofrecidos vía web. Jazztel es único haciendo sus pinitos y tampoco se quedan atrás Wanadoo, Ya y todos ésos… Las agencias de viajes tampoco lo hacen mal. Hace unos días, sin ir más lejos, leía a Luis Villa comentando los “fabulosos precios” de iberia.com. Qué gangas, oiga.
Lo mío no se queda sólo en Telefónica. Tuve la desgracia de caer en la tentación de conocer los servicios del diario El País. También solicité la recepción del periódico los fines de semana, todo esto vía web.
Pues nada, zero, rien… Ni siquiera un mísero email de confirmación de datos o algo así. Pero hay más: Tras quince días de espera lo único que recibo son llamadas de las oficinas de reparto, o de las de gestión de clientes, preguntándome si lo recibo. Y yo digo y redigo que no, que no y que no, leches, que no lo estoy recibiendo. Eso sí, para cobrarme han tardado cero coma…
Así que, después de estos avatares, me he dado de baja. Ahora a esperar no sé cuánto tiempo a que me devuelvan lo que he pagado. Y encima, tienen la cara de pedirme que me encargue yo de hablar con mi banco para gestionar la devolución de la suscripción! No son salaos estos hombres de Dios?
Cuánto tiempo pasará hasta que los usuarios podamos pagar por servicios online serios y decentes? Cuando oigo hablar de Alemania o Francia se me arquea la ceja de la envidia. Es que no estamos hablando de una Pyme de embutidos o de una franquicia de chándals (estoy seguro de lo harían muchísimo mejor). Estamos hablando de empresas que mueven muchos millones en nuestro país.
Qué tristeza, de verdad.