Sobre los rádares en las carreteras

No sé si alguien de los de arriba, de los que dirigen este país, se ha parado a pensar en los riesgos que suponen los rádares que instalan en las carreteras.

Supongo que, como viajan en coches oficiales – con chófer – los desconocen, pero voy a intentar contarlo aquí, para que sepan cómo se comporta el conductor medio español cuando coge su coche y se pone en carretera. A groso modo:

  1. Lo más normal es ir un poco pasado de velocidad, tampoco mucho, incumpliendo la norma hasta el límite de tolerancia, es decir el punto justo donde no te multan pero que te permite ir un poco más rápido. Así somos.
  2. Cuando ves el aviso del radar, a través de sus múltiples señales , disminuyes la velocidad para ceñirte justo a ese límite. Estos avisos no tienen ningún sentido, obviamente: precisamente si avisan de que hay un radar en la zona hasta con 3 señales antes del mismo, muy inútil tienes que ser para que te cojan cometiendo una infracción. Pero eso ya es otra historia.
  3. Pasado el radar, cuando empiezas a ver que los coches aceleran, te lo indica tu GPS (actualizado con los últimos rádares) o ves que has pasado la caja verde, regresas a la velocidad de crucero que llevabas antes del radar, por encima del límite. Y así hasta llegar a tu destino.

En la acción de conducir se dan dos interacciones netamente definidas: la del humano con el vehículo, principalmente a través del volante (interacción táctil) y la del entorno con el humano, a través de señales visuales (interacción visual).

En la actualidad, el feedback sólo viene dado por lo que esas señales visuales avisan, ya que el vehículo de hoy, más insonorizado y estable que nunca, no transmite esa sensación de peligro que los coches con más solera transmitían (os acordáis de cuando temblaba el volante cuando pasabas los 110km/h?), en su momento hablé de ello en otro post sobre el Ruído Comfort. Básicamente el feedback táctil se ha perdido y ahora sólo nos queda el feedback visual.

Ahora nos limitan la velocidad con rádares, y aunque los vehículos modernos ya tienen limitador de velocidad, el conductor acaba por estar más pendiente del velocímetro que del entorno, que es lo que de verdad importa. Que estés más atento a un reloj con una aguja que de lo que ocurre fuera mientras conduces me parece francamente peligroso, y si encima es de noche o dentro de un túnel ya ni os cuento.

Algunas ideas a este respecto:

  • La primera es volver a ofrecer feedback en el volante, el único elemento que está en permanente contacto con el humano. Un volante que indicase de alguna manera, sobre su textura, la velocidad a la que vamos, que con sólo pasar el pulgar sobre el mismo volante tengamos claro a cuánto vamos, sin tener que bajar la vista al salpicadero.
  • La otra es crear un nuevo modo en el vehículo, que permita programarlo y adecuarlo a la velocidad límite del país por el que circulas: País en el que circula: España -> 110km/h, Francia -> 130km/h, Alemania -> Sin límite…
  • La tercera es la más sencilla de todas: que el coche venga limitado con velocidad de serie. ¿Qué sentido tiene poder alcanzar los 240km/h cuando lo permitido está por debajo de los 140km/h? Está bien tener cierto margen de velocidad para ciertas maniobras de emergencia, pero más allá de los 180 es pasarse de rosca.

A excepción de la solución volantil, en la que estaría encantadísimo de colaborar, las otras son tan sencillas y económicas que a uno le cuesta entender porqué no están funcionando desde hace tiempo. No quiero imaginarme lo que nos ahorraríamos en rádares fijos, en rádares móviles, en señales de avisos, en controles o en otras mandangas varias…