La decadencia del mundo Express

Cada vez que veo un un negocio donde se promocionan como “express” o “rápido” me pregunto el porqué de este reclamo. Con el cronómetro en la mano, dudo que haya mucha diferencia de tiempo si realizo la misma compra en una tienda “express” que en una tienda “normal”. Es más, creo que si alguna vez me encuentro con una tienda donde su claim sea “lento” o “tranqui” en lugar de “express” o “rápido” y las tenga frente a frente, entraré sin pensarlo en la primera, en la “tranqui”. ¿No daría buen rollo encontrarte algo así?

Veo lo lento como algo artesanal, bien madurado, hecho con mimo y atención, da igual lo que sea: una tienda, una consultora, un restaurante o un supermercado. Lo rápido, me parece tóxico, negativo y chapuza y nos induce a llevar una vida similar.

Sentirte bien tratado no puede llevar la etiqueta “rápido”, todo lo contrario. Habrá negocios a los que le interese despachar a cuanta más gente mejor, donde lo que importe sea hacer caja sin preocuparse en absoluto de si volverán a pasar por ahí otra vez. Yo confío en que los que apuestan por el enfoque inverso son los grandes triunfadores de este nuevo mundo. Y a ellos les aplaudo y les felicito.

Voy a empezar por lo que me toca, y prometo no volver a incluir palabras como rápido, express o similar en cualquier propuesta que genere. El cariño lo primero.

Y por cierto: si alguien abre una peluquería o un banco “lento” que me avise, que me hago cliente. Bueno de la peluquería no…

Actualizo: me viene a la cabeza este post que escribí, que hace referencia a lo mismo pero en Internet. Cuánto nos queda por aprender: Bajar a 33rpm: el movimiento lento en Internet