Historia del cursor: Tributo a tu flechita
Si trabajas en el ámbito tecnológico en cualquiera de sus múltiples especialidades seguramente estés involucrado principalmente en uno de estos dos grandes entornos: desktop (lo que se ve desde tu ordenador) o entorno móvil, o ambos claro.
Más allá de las discusiones que existen sobre las limitaciones de pantalla hay un concepto básico que diferencia a un entorno del otro. Un ordenador se basa en un patrón de interacción conocido GUI (Graphical User Interface) y el móvil se basa en la evolución de este último: NUI (Natural User Interface). El primero centra su modelo de interacción en una serie de elementos (conocidos como WIMP: Windows, Icons, Menus, Pointer) sobre todo el primero y el último: las ventanas y el ratón. NUI prescinde del ratón (y del cursor) y centra su modelo de interacción en nuestros dedos y una serie de gestos asociados a él.
Para bien o para mal, la mayoría de las interfaces están evolucionando hacia NUI. Y esto quiere decir que tarde o temprano dejaremos de ver el cursor en nuestra pantalla y que quien dirija la orquesta sea nuestro dedo. Viendo la velocidad de la evolución, probablemente los más viejos del lugar aún vivan este cambio, recuerda que el primer iPhone salió en 2007 y el primer iPad… En 2010, no hace ni 4 años.
Este post es un sencillo homenaje al nuestro viejo cursor, a esa flecha que tantos kilómetros ha hecho en nuestra pantalla para facilitarnos la vida.
Probablemente nunca te hayas dado cuenta, pero el cursor del ratón (la flecha) tiene un ángulo de inclinación de 45°. Lo curioso de esto es que en sus inicios fue vertical. Un cursor vertical para el primer sistema operativo (desarrollado por Xerox) dificultaba su visión en bajas resoluciones, lo que provocó que el cursor se inclinara para identificarlo mejor. Este es un viejo anuncio de ese primer sistema operativo de Xerox:
Con el paso del tiempo, el cursor evolucionó hacia contextos de uso más específicos, donde una simple flecha dejaba de tener sentido y aportaba más información otro tipo de recurso:
- En editores de texto el cursor cambia a una pequeña barra vertical, llamada “I-bean”. Este término en inglés hace referencia a la semejanza de una viga de hierro de la construcción cortada transversalmente.
- En otras ocasiones, al pasar sobre un enlace, el cursor cambia su apariencia y coge forma de mano con un dedo extendido, invitando a pulsar sobre dicho elemento.
- Programas de edición han aumentado la apariencia de este cursor hasta prácticamente el infinito: nos encontramos cursores con pinta de brocha, de lápiz, de cubo lleno de pintura, de varita mágica…
- En los extremos de las ventanas de nuestro ordenador el cursor cambia a una doble flecha, que invita a arrastrar dicho elemento para ajustar su tamaño.
- Cuando nuestro ordenador realiza alguna operación y no acepta nuevos inputs el cursor cambia al reloj, spinning o similar.
Bola extra (e inspiración): UX.stackexchange, el Stack Overflow del UX.